Por razones y por amores,
me veo razonadamente obligado
a ser amadamente sincero contigo:
que no sé de orzas vacías ni de alcuzas
agotadas,
no sé de buscar leña para sobrevivir,
ni mucho menos sé de echar todo lo que tengo para vivir.
En cambio – amadamente me sincero –,
sé
bien de amplios ropajes,
sé bien de grandes y copiosas comidas,
sé bien de cómodos asientos.
Pero razonando a golpes de amor contigo,
me sé llamado a compartir la vida y el día a
día
con aquellos que bien saben
de orzas
vacías y alcuzas agotas.
Con aquellos que bien saben
de ofrecerse en todo lo que tienen para vivir.
Quizá hoy - más que nunca - sea yo quien mendiga una limosna de amores:
deseo y acción, realismo y coherencia.
Para mí y para los que me envían.
Que sé bien que Tú no vacías ni agotas.
Que sé bien que Tú me transformas...