Queriendo deshacer nudos en la garganta

Que no sé por qué pienso tanto en esto.
Que no entiendo mi falta de tensión en los días que corren.
Que me gustaría verme metido en un esfuerzo.
Que no atiendo a razones.
Que sigo sin saber qué pasó realmente.
Que sigo sin saber si fue él o yo quién cambió de opinión.
Que sigo sin explicarme por qué se entrometió nadie.
Que siempre es lo mismo lo que desencadena todo.
Que no sé si lo olvidaré tan fácilmente.
Que cada vez sé más de lo que quisiera saber.

Que cada vez siento que alguien estaría mejor más lejos.
Que hay algo más por aquí dentro.
Que tengo telarañas y todo por dentro revuelto.
Que necesito vomitar sin que me metan los dedos.
Que hay noches en las que me pierdo.
Que hay días en los que espero una señal.
Que lo fundamental sé donde está, pero
Que hay nubarrones que deberían desaparecer.
Que me tenía que desahogar de alguna forma.
Que sé que, en el fondo, te tengo a ti.

Háblame para que no se duerman mis sentidos, háblame...

"Entonces el reino de Dios será como diez muchachas que salieron con sus candiles a recibir al novio. Cinco eran necias y cinco prudentes. Las necias tomaron sus candiles pero no llevaron aceite. Las prudentes llevaban frascos de aceite con sus candiles. Como el novio tardaba, les entró el sueño y se durmieron. A media noche se oyó un clamor: ¡Aquí está el novio, salid a recibirlo! Todas las muchachas se despertaron y se pusieron a preparar sus candiles. Las necias pidieron a las prudentes: Dadnos algo de vuestro aceite porque se nos apagan los candiles. Contestaron las prudentes: A ver si no basta para todas; es mejor que vayáis a comprarlo a la tienda. Mientras iban a comprarlo, llegó el novio. Las que estaban preparadas entraron con él en la sala de bodas y la puerta se cerró. Más tarde llegaron las otras muchachas diciendo: Señor, Señor, ábrenos. Él respondió: Os aseguro que no os conozco.
Por tanto, vigilad, porque no conocéis ni el día ni la hora."

Dolores

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