domingo, 17 de marzo de 2013

A ras del suelo




«lo vio y se conmovió...»
Así me ves:
    Expuesto a todo riesgo.
    Agradecido de bendiciones.
    Arrepentido de ayer.
    Temoroso de mañana.

Así me veo:

    Enfrentándome a lo que no es tuyo.
    Apaciguándome en la ausencia de paz.
    Luchando para dominarme.
    Esperando lo que ya me diste.
    Herido de pasiones.
    Canalizando tu proyecto.
    Negado de apetencias.    
    Fortalecido en la prueba.


«Viéndola llorar Jesús y que también lloraban los judíos que la acompañaban, se conmovió interiormente, se turbó...»

Así quiero verme:
    
    Capaz de lo que quieras.
    Atento a tu Palabra.
    Suplicante de perseverancia.
    Necesitado de misericordia.


   «…pero voy a despertarle»

Así quiero vernos:
    Desbordado por tu Misterio.
    Rendido si me lo concedes.
    En paz cuando me conviertes.
    En duelo cuando caigo.
    A ras del suelo sin ser apedreado...
«E inclinándose otra vez, siguió escribiendo.»



Y así acabas viéndome siempre,
- así acabas acabándome -:
que sin merecerlo te cuelgas a mi cuello,
me cubres de besos, mi copa rebosa...

que me nombras ausente de pecado,
libre y sin condena...
pero mi torpeza me hace seguir atado...

que me despiertas vivo entre llantos,
querido en mi muerte, entristecido por mi ausencia…
y yo, ingrato, me niego a creer que me quieras en mi pecado…

«Mirad cómo le quería...»
No entiendo cómo puedo ser aquel a quien tanto querías...
me duele entenderlo...