domingo, 10 de enero de 2010

El amor desaloja el temor

2 comentarios:

  1. «Que va conmigo y me cura...»

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  2. «¡AY!, cuántas cosas perdidas
    que no se perdieron nunca.
    Todas las guardabas tú.

    Menudos granos de tiempo,
    que un día se llevó el aire.
    Alfabetos de la espuma,
    que un día se llevó el mar.
    Yo por perdidos los daba.

    Y por perdidas las nubes
    que yo quise sujetar
    en el cielo
    clavándolas con miradas.
    Y las alegrías altas
    del querer, y las angustias
    de estar aún queriendo poco,
    y las ansias
    de querer, quererte, más.
    Todo por perdido, todo
    en el haber sido antes,
    en el no ser nunca, ya.

    Y entonces viniste tú
    de lo oscuro, iluminada
    de joven paciencia honda,
    ligera, sin que pesara
    sobre tu cintura fina,
    sobre tus hombros desnudos,
    el pasado que traías
    tú, tan joven, para mí.
    Cuando te miré a los besos
    vírgenes que tú me diste,
    los tiempos y las espumas,
    las nubes y los amores
    que perdí estaban salvados.
    Si de mí se me escaparon,
    no fue para ir a morirse
    en la nada.
    En ti seguían viviendo.
    Lo que yo llamaba olvido
    eras tú.»

    Pedro Salinas

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