De lo que soy, inconsciente.
A lo que veo, vulnerable. Sin quererlo, sensible.
Y se me agarra dentro.
Y se me atraganta de nuevo.
Y de nuevo, me tira y me recoge.
Pero no sé o no puedo o no quiero o no debo o no consigo expresarlo.
Y muero, en el intento, de ganas.
Pero me las revuelvo en el café y las apago en cigarros de más. En exceso.
SILENCIO ha sido tu primer manera
ResponderEliminarde entrar en mí; tu entrada por mi alma
callada brisa todopoderosa
aventando a las vacuas criaturas
que en vano me poblaban.
...
Y fuiste voz, al fin, y tan hermosa
que puede confundirse con mirada.
...
Me la estuviste hablando, tiempo y tiempo,
historia interminable, sin historias,
como ese que el arroyo cuenta al prado,
cuento que nada cuenta, y embeleso.
Pero bien se sentía
que todo era subirse poco a poco,
por tu voz, a su más
...
Y eres mi sangre misma, si se oyera.
[Pedro Salinas]