No han sido pocas las veces que he pretendido abandonar este proyecto. Y algo me dice que debo seguir. No sé cuál es su alcance, ni hasta qué punto el Eterno - de alguna manera - se deja mediar en estas entradas...
He decidido ser libre de eliminar aquello que, a día de hoy, creo que estorbaba. En mí, en ti y, sobre todo, hacia Él. Y así, poco a poco, pisar el suelo firme de quien se sabe salvado. Y siempre para más amar. Nunca para más odiar. Los abismos ya se dan por sí solos. Me niego a cavar profundidades imposibles de unificar con otras tierras. Tierras que, por suerte y por gracia, son sagradas. También.
Por los puentes.
Por los perfumes.
Por los últimos.
Por los excusados.
Por la arcilla fresca.
Y también por los que son invitados a una nueva oportunidad...
Gracias. Y perdón.
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