Dos movimientos de una necesidad.
Dos movimientos de una caricia.
Dos movimientos de una expresión.
Dos movimientos de un remedio.
Dos movimientos de una esperanza.
Dos movimientos de un horizonte.
Y es que, cuanto más estudio, investigo, observo y oro,
entiendo que todo apunta a lo mismo:
a la necesidad de encontrar una mirada que sea antesala del abrazo que sana.
No hay comentarios:
Publicar un comentario