Y, ciertamente, no es nada. Pero creo que, en sí mismo, ya es algo
que he dicho aunque no lo sea porque lo nombré ausencia. Pero en verdad sí hay
algo que quiero decir y que no digo. Y lo nombro nada porque, al fin y al cabo, nada es porque uno no lo ha emitido, nadie
quiso conocerlo y nadie querrá posibilitar que sea, pues nadie pregunta. Y es
una pena que ningún nada pueda brotarse, verbalizarse y
expresarse para que sea transformación de algo que es porque ya es de dos. Y lo da
sentido, identidad y significatividad.
Sin embargo y puesto a elegir, hubiese elegido que ese nada sea algo y ese nadie, alguien; pero por nada tampoco
pretendo llevarlo a cabo. Ni por nada ni por nadie. Porque nadie ya no está y
el nada deja de serlo porque era para el que no lo quiso saber.
O pobre de mí que no ofrezco la posibilidad de ser a nada por no expresarlo con el nadie que lo que pudo ser
algo y yo esperábamos...